Una decisión es el resultado de un proceso, la materialización de una idea o la elección de un camino hacia donde dirigirte. Desde luego siempre hay consecuencias. Cuando tomas decisiones en la vida, te arriesgas a tener unos resultados, da igual si son positivos o negativos. Pero ¿qué ocurre cuando los resultados de aquello sobre lo que has decidido no cumplen con tus expectativas?
Decidirse por esto o aquello, es un ejercicio cotidiano, siempre estamos eligiendo. Que comes en la cena, la ropa que te pones, a qué colegio van tus hijos, las vacaciones... Siempre estamos eligiendo. El asunto que me trae aquí, es, si lo que estamos eligiendo ¿es un acto mecánico? ¿es desde un sentimiento interior? ¿responde lo que eliges a lo que piensas que el entorno espera de tí? o simplemente ¡haces lo que te da la gana!
La elección de las cosas del día a día la tenemos integrada como un hábito en nuestra manera de funcionar, sabemos que si no ponemos el despertador a una hora prudencial, llegarás tarde al trabajo. Si no planificas mínimamente, tu ropa no estará limpia, tu nevera estará vacía y tu cuenta del banco puede quedarse sin fondos. Hasta aquí, digamos que todo es parte de la normalidad.
Ahora yo me planto un poco más allá, me refiero a decisiones que son más profundas. Por ejemplo; ¿en qué estado de ánimo decides levantarte? ¿Decides estar en un estado de felicidad permanente o quejándote de tu pareja, de tu salario o de tu jefe, tus hijos...? ¿Crees que depende de alguien o algo exterior a tí de que tu estés bien o estés mal?
En última instancia, es uno mismo el que elige cómo quiere estar, la vida que lleva o el estado de salud en el que uno se encuentra. Por tanto tus propias decisiones te han llevado a estar en el lugar o situación en la que te encuentras.
Indistintamente de los resultados de tus elecciones, ya sean malos, buenos o intermedios, la persona que asume las consecuencias de sus decisiones, consiguen un estado de sabiduría, serenidad, dignidad y paz que no se pueden conseguir sin la aventura del riesgo. En este mundo en el que vivimos, nos preocupamos tanto del éxito a la primera, que si no es seguro, no tomamos riesgos, perdiéndonos el apasionante mundo del ensayo error.
En el mundo de la ciencia, el ensayo error es el punto clave para obtener resultados óptimos. En el mundo de la empresa, los que ahora son multimillonarios, primero se equivocaron y hasta cayeron antes de levantar sus imperios ¿Que te impide a tí obtener un estado de bienestar emocional floreciente y radiante? Te menciono algunos impedimentos: Los juicios sobre ti mismo y hacia los demás, tus miedos, tu ego, tus bloqueos, tus fidelidades familiares, tu rabia, tus inseguridades,..
Tomar decisiones profundas y arriesgarte es romper con los límites que tú mismo te has impuesto. Explórate, mira hacia dentro de ti mismo y hazte un favor, no te juzgues. No existe el ser humano perfecto pero puedes acercarte, simplemente escucha esa voz interna que te dice lo que realmente quieres. Nadie externo a ti puede saber lo que realmente quieres, si piensas así, vives en una ilusión que te aleja de tu verdadero poder ¡Decídete!
Terapeuta
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