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CADA UNO NECESITA SU TIEMPO

Forzar un cambio, un entendimiento emocional o espiritual, no es posible si no sucede desde un estado de lucidez y determinación. Cuando nos forzamos a generar un cambio por puro activismo, sin ser conscientes, podemos llegar a generar otras formas de evadir lo que queremos afrontar.

Cuando tomas conciencia de algo que sucede en tu vida, y te encuentras en una determinada situación reiteradas veces, algo tuyo te está mostrando una profunda necesidad de cambiar un patrón. Pero, para que esto suceda, debe haber un mínimo de implicación para que el cambio sea posible.

Puede ocurrir que uno mismo, con sus propias herramientas, encuentre la salida o sea capaz de reconducirse por sus propios medios. Pero hay otro tipo de situaciones que requieren ayuda externa o soporte terapéutico.

Es posible realizar pasos en el camino de evolución cuando estamos preparados para integrar aquello que hemos entendido. Mientras, vamos madurando y reconociendo los tropiezos, tomar conciencia de ellos ayuda a sanarlos. Pero muchas veces, no basta con un simple ejercicio de conciencia.

Posterior a tomar conciencia de algo, debe haber una implicación real desde una determinación consistente, para enfrentarse a uno mismo y decidir que ya es hora de confrontar aquello que es recurrente en nuestra vida y que ha llegado el momento de modificar ese estado, conducta o patrón.

Ocurre que a veces, podemos reconocer que algo no funciona en nuestra vida. Por ejemplo, no consigues establecerte en una pareja estable. Pruebas establecerte y cada vez que lo intentas, algo de la otra persona no te convence y decides dejarlo o, la otra persona ve algo en ti que no le convence y rompe la relación.

Después de "X" intentos, buscas ayuda para ver que es lo que ocurre. El terapeuta o asesor emocional te muestra algo que no está resuelto (esto es un ejemplo, si es tu situación, continúa la lectura). Resulta que observas que con tus padres tienes una relación de dependencia y que algo tuyo no se ha desprendido de ellos en tu vida adulta. Dicho este ejemplo, las reacciones pueden ser la negación, o te das cuenta que sí, es verdad lo que estás viendo, pero entonces reconoces que no estás preparado para hacer un cambio al respecto.

Es duro reconocerse en un rol, en un estado o en un patrón emocional. Es en estas circunstancias, que a veces, cuesta moverse de donde estamos. Pero aquella situación que se te mostró, queda en tu memoria y en el próximo intento de relación, veras con más claridad donde están tus inconvenientes para establecerte en una relación seria. En ese momento elegirás un camino u otro. 0 intentas resolver ese lastre que te condiciona o, seguirás fracasando en tus relaciones.

Puede que necesites fracasar "X" veces más para darte cuenta de tus limitaciones o condicionamientos a la hora de relacionarte. O buscas ayuda para salir de ese atolladero, a través de un soporte terapéutico. Entonces habrás necesitado tiempo para decidir hacer un movimiento. Puede que sean años. Si es menos tiempo, quiere decir que ya lo has entendido y estás preparado para dar el paso.

Este ejemplo es una alegoría de posibles juegos en los que nos instalamos, establecemos una zona de confort en la que los cambios nos parecen peligrosos. Somos capaces de permanecer en el sufrimiento y a veces nos volvemos adictos al hecho de estar mal, de fracasar o no lograr objetivos.

Cada uno necesita su tiempo, pero ese tiempo también puede llegar a ser efímero. La búsqueda de la salud emocional y el crecimiento, requieren de una necesidad vital de romper las zonas de confort establecidas para avanzar. El crecimiento libera, amplía constantemente la zona de confort y podemos conseguir estados de bienestar emocional que nos lleva a la expansión.

Al final, es uno mismo el que decide dónde, cómo y en qué estado quiere estar. No depende de nadie externo. Puedes estar rodeado de situaciones deficitarias, sin embargo, si tú estás bien, todo lo demás es relativo. Llegar a este estado no es difícil. Cualquier persona que decida crecer emocionalmente puede conseguirlo. 


Douglas Varela Rodríguez
Educador Social y Terapeuta
Equipo CAYAC







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