No hay peor obstáculo en el crecimiento emocional de una persona que la propia resistencia al cambio. La varita mágica no existe, es una ilusión. La voluntad es el camino para derrumbar nuestros propios muros, obstáculos que nos autoimponemos para no ser libres. A menudo tomamos conciencia de aspectos de nuestra vida cotidiana que nos hacen pensar en cambios, ya sea rutinarios, estéticos, dietéticos, laborales o hábitos... patrones de conductas, bloqueos... Pero los cambios muchas veces hacen aflorar los miedos. Tenemos una idea sobre como somos y nos aferrarnos a ella, es normal. En el mundo que nos rodea, esa idea es nuestro pasaporte a las relaciones sociales, familiares y sobretodo a las relaciones de intimidad que podamos tener, ya sea en la pareja o en una amistad. Proyectamos una imagen y unos valores sobre nosotros mismos que nos hacen sentir seguros, nuestra forma de hablar, nuestras ideas, nuestros sentimientos... Pero que ocurre cuando tomas conciencia de algo ...