Las heridas emocionales son equiparables con las sufridas en el cuerpo, la diferencia entre estas es que las heridas físicas son evidentes, tratables y sanan en un tiempo y espacio determinado. Las heridas emocionales son más complejas y sutiles. Su tratamiento solo es posible cuando la persona afectada toma conciencia de que algo no funciona en su vida y decide tratarse a nivel terapéutico o, espontáneamente, alcanza un nivel de entendimiento que le permite sanar. Desde mi punto de vista, emprender un camino de crecimiento emocional y espiritual nos lleva a resentir heridas emocionales. Cuando sanamos esas heridas, nos descargamos de lastres, reorientamos nuestra visión de la vida y obtenemos un nivel de entendimiento y de expansión de conciencia que invita al crecimiento. Todo ser humano convive con su ego. El ego es todo lo que creemos ser y que no somos. El ego genera pensamientos, juicios, actitudes y todo tipo de juegos y estrategias para ocultar las heridas emo...