Una decisión es el resultado de un proceso, la materialización de una idea o la elección de un camino hacia donde dirigirte. Desde luego siempre hay consecuencias. Cuando tomas decisiones en la vida, te arriesgas a tener unos resultados, da igual si son positivos o negativos. Pero ¿qué ocurre cuando los resultados de aquello sobre lo que has decidido no cumplen con tus expectativas? Decidirse por esto o aquello, es un ejercicio cotidiano, siempre estamos eligiendo. Que comes en la cena, la ropa que te pones, a qué colegio van tus hijos, las vacaciones... Siempre estamos eligiendo. El asunto que me trae aquí, es, si lo que estamos eligiendo ¿es un acto mecánico? ¿es desde un sentimiento interior? ¿responde lo que eliges a lo que piensas que el entorno espera de tí? o simplemente ¡haces lo que te da la gana! La elección de las cosas del día a día la tenemos integrada como un hábito en nuestra manera de funcionar, sabemos que si no ponemos el despertado...