En estos tiempos, los hombres estamos conviviendo con grandes cambios sociales en los que la mujer está tomando cada vez más protagonismo. Por tanto, es un buen momento para afianzarnos y posicionarnos como parte implicada de esos cambios, tomando nuestra identidad masculina, nuestra fuerza, nuestra dirección, como elementos imprescindibles en nuestro camino para crecer a nivel emocional, intelectual y espiritual.
Son mayoría las mujeres que trabajan sus emociones, buscando respuestas a sus sentimientos, bloqueos, enredos... para construir una vida más plena desde la salud y el crecimiento emocional y espiritual. Pero los hombres no estamos respondiendo al mismo nivel que las mujeres.
Hace muchos años que observo cómo en los distintos ámbitos de la vida, la mujer, por su propia naturaleza inquieta, busca entenderse a sí misma adoptando una actitud de apertura al diálogo interno, a compartir en grupos, a buscar respuestas a sus preguntas más vitales. Esto me lleva a preguntarme ¿Qué estamos haciendo los hombres para nuestra salud emocional y nuestro crecimiento?
¿Somos pocos los que buscamos respuestas? Las inquietudes las tenemos, otra cosa muy distinta es atreverse a confrontarse a uno mismo. Es aquí donde las mujeres nos llevan la delantera. Las mujeres lloran, sufren cuando descubren lo que les provoca dolor y sufrimiento, pero al hacerlo y tomar conciencia de ello, les libera y les expande. En proporción, los hombres aún no hemos llegado a este nivel de inquietudes.
Somos pocos los dispuestos a entender, desde otra perspectiva, lo que nos comporta malestar y sufrimiento, nos ceñimos al rol que nos han enseñado y nos acomodamos en ello porque asumimos que es más fácil sobrevivir emocionalmente en ese estado de confort ¡Nada más lejos de la realidad! Si no nos enfrentamos a nosotros mismos no crecemos, no nos entendemos, entonces ¿cómo pretendemos entender a las mujeres, a los niños, a otros hombres?
Los hombres tenemos una gran responsabilidad, igual que las mujeres, de sanar emocional y espiritualmente para ser felices y disfrutar de la vida. En la salud emocional y el crecimiento personal está la clave para sanar a nuestra familia, a nuestra sociedad, a nuestras relaciones de pareja... Por eso soy partidario de que los hombres debemos asumir un rol más activo en la búsqueda personal.
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