Las mujeres cuando nos reunimos sentimos que estamos acompañadas, unidas, que compartimos algo común.
Experimentamos una sensación interna de compartir algo profundo, misterioso, poderoso, que se expresa a través de nosotras, quizás de diferentes maneras y formas, al cada una ser única y diferente, pero hay un vínculo que nos une, como un hilo invisible muy sutil a veces, una conexión interna que nos hace sentirnos acompañadas, comprendidas, nutridas.
Nuestros ciclos, ligados a la Tierra y la Luna, nuestra emociones y sentir, la capacidad de acoger la vida en nuestro vientre, el cuidado de nuestros hijos y familia, la creatividad, la intuición femenina, la magia, la capacidad de celebrar y nutrir, nuestra sabiduría ancestral, la sensibilidad, el compartir.Todas esas capacidades que no pasan por la mente ni el intelecto, todo eso que nace de manera natural en nosotras y todo aquello que somos capaces de crear y parir. Todo esto nos une y nos conecta, pero para ello debemos poder centrarnos en nuestro corazón, dejar a un lado los juicios, las comparativas porque las mujeres podemos darnos mucho entre nosotras si dejamos de competir y compararnos.
Es tomarse un tiempo y parar. Parar, para sentir estando entre mujeres. Es sencillo, seguro la has experimentado en algunos momentos, momentos donde sientes esa conexión profunda y misteriosa entre nosotras. Experiméntalo entre amigas, hermanas, tías, compañeras de trabajo, con las chicas del gimnasio, en la pelu... o en un grupos y círculo de mujeres. Seguro encuentras un espacio y con consciencia la experiencia será diferente, más auténtica. Te invito a que nos cuentes.
Acompañadas en la superficie, acompañadas en lo profundo.
Esther Quijada
Terapeuta Integrativa
Grupos de mujeres y sanación femenina.
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