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ADOLESCENCIA: ¡NO ME TRATES COMO UN NIÑO!

La adolescencia es una etapa compleja. Las personas empezamos a definir cómo seremos cuando seamos adultos. Ciertos comportamientos de un adolescente, en la intimidad de casa, pueden parecer a veces esquivos, perezosos, tensos y en ocasiones violentos. 

Los padres podemos llegar a pensar que los "niños" están raros, tienen problemas y generalmente nos asustamos. En el mejor de los casos un padre o una madre hará todo el esfuerzo para intentar entender que le pasa al "niño o la niña" y esto les llevará a buscar un estado de complicidad que generalmente se les vuelve en contra. En el peor de los casos el padre o la madre, se estarán enterando de los cambios en un adolescente pero no le darán importancia ya que esas "paranoias" son propias de la adolescencia o la típica frase "a este le falta un tornillo" "esta juventud....!!!"

Es difícil encontrar un método perfecto que sirva para los padres a nivel de pautas o guías a seguir para educar a sus hijos, cada uno de nosotros es diferente y eso nos enriquece como seres humanos, pero a la hora de tratar con la adolescencia las cosas no siguen un patrón definitivo. Las personas que empiezan su salto de la niñez a la edad adulta no responden a unas directrices en su comportamiento. Hay adolescentes que se resisten a crecer, otros quieren comerse el mundo, otros siguen un proceso mas gradual, quemando etapas (como popularmente se dice) ... 

El estado "natural" de un adolescente, precisamente es mostrar su inestabilidad, puede que a veces esté cariñoso o cariñosa, otras veces necesitan aislarse y no quieren saber nada de nada ni de nadie, tienen manifestaciones de euforia y a los cinco minutos se pone a llorar o se pone triste o irascibles. Si tu hijo o hija de doce años en adelante presenta estas características en su conducta, no te espantes y sobre todo no pienses que tu niño o niña necesita un psicólogo. 

La persona que se encuentra en la etapa de la adolescencia, necesita que sus padres estén presentes, cuando hablo de presencia no es que les tengas que acompañar en todo lo que hacen, me refiero a que les hagas saber que estas pendiente de ellos o ellas, que les hagas sentir que en el momento en que te necesitan estas allí para apoyarles, para darles un abrazo cuando están vulnerables, para ponerles un limite cuando es necesario

A menudo nos cuesta verles como individuos y nos creemos que son "nuestros niños" y actuamos en consecuencia hablándoles como si aún lo fueran. Esto les incomoda y sus reacciones son impredecibles, puede que no quieran hablarle a sus padres, los padres no entienden porque el "niño" se enfada con facilidad. En estas circunstancias el conflicto está servido... Yo prefiero definirlo como malos entendidos entre padres e hijos.



Douglas Varela
Terapeuta Emocional

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